lunes, 23 de diciembre de 2013

Marisa Caballero: Se acerca la Navidad


Pronto llegará la Navidad, y con ella, según las estadísticas, el mayor consumo del año. Con la crisis económica, se justifica que el encendido de luces que adornan las calles se produzca antes, hay que activar la economía, genera nuevos puestos de trabajo. La iluminación instalada es de diseño, pero no hay que preocuparse, todas las bombillas son de bajo consumo, y aquí estamos, a primeros de Diciembre, hacemos de Madrid una antorcha, quizás sea lo que se deba hacer, pero ¿por qué se fomenta el exceso?, no se necesita tanto gasto. No soy contraria a la existencia de alumbrado, pero con moderación, hay que sentirla, no promocionarla.

Recuerdo la Navidad de mi niñez, las castañeras en los puestos de la calle eran su preludio, ¡pobrecillas!, una pequeña caseta de madera, cartones y muchas capas de ropa, el olor de las brasas y las castañas asadas es inolvidable, el calor en las manos los días fríos, me sigo parando en los pocos puestos que quedan. Luego la instalación del “Nacimiento”, ese que iba aumentando las figuritas año, tras año, porque así se llamaban. Pequeñas, de barro, que al día siguiente de Reyes se envolvían en papel de periódico. El mío se comenzó en 1954, con “El Misterio”, únicas figuras que valen un poco la pena, lo compró mi abuela por encargo de mi madre en la plaza Mayor, y se puso en el hueco de una chimenea francesa que había en el comedor de mi casa, ¡que maravilloso me pareció!, iba y venía muchas veces a verlo. Sólo tenía el corcho y las cinco figuras.

Fue creciendo, se compraban en casa de la Sra. Eusebia, que con su voz suave y pausada decía, “el nacimiento es como la paella, cuantas más cosas se pongan saldrá mejor”, y como nunca se enfadaba atendía a toda la chiquillería que íbamos a ver los juguetes que vendía, y las figuritas, dejaba lo que estuviera haciendo y lo enseñaba, porque era una habitación de su casa la que destinaba a su negocio, creo que conocía la voz de todos. Entonces, ninguna puerta en los pueblos se cerraba con llave. La empujabas y estabas dentro.

Aquella habitación, según se entraba a la izquierda, tenía toda la fantasía que a los niños de entonces nos hacía felices. Muñecas de cartón, que cerraban los ojos cuando las girabas y que cogiéndolas por los hombros o la cintura andaban, cochecitos de lata, trajes de romano, espadas de madera, tableros de parchís, por un lado éste juego, por el otro la Oca, fuertes, indios a pie y a caballo, y los soldados, trenes de cuerda, traga bolas, caretas, cuentos, tebeos etc. que cada uno tiene en su recuerdo. Todo un mundo, que estimulaba la imaginación, porque nada era mecánico.

Las figuras estaban en un gran tablero, en el centro, muy juntas, allí había molineros, pastores, lavanderas, castañeras, el Rey Herodes, los soldados, los Reyes Magos con sus pajes y un largo etc. familias de animales, ovejas, patos, cerdos, gallinas, conejos, todo aquello que nos resultaba familiar. Casas de cartón y de corcho, pozos de diferentes tamaños, puente para el rio, rollos de papel que al desplegarlos mostraban un cielo azul pintado con nubes y estrellas. Siempre recordaré con placer esas visitas, que cercanas a Navidad eran diarias, y que a nuestras madres las traían por la calle de la amargura, sabíamos los precios de todo, alguna figura se compraba con el ahorro de la peseta dominguera. ¡Qué tiempos!

Ahora hay muchos turrones, entonces solo había el blando, duro y mazapán. Los menús de la cena y comida de Navidad eran simples, según las zonas, lombarda, sopa de almendra, pollo o gallina en pepitoria, lomo adobado, cordero, albóndigas (que muchos llamaban almóndiguillas), la botella de coñac y anís que servía de música, el almirez, y mucha alegría, ahora se consume mucho, pero ni se parece, mesas con exquisiteces, pero ya carentes de contenido, y la misa del Gallo a la que íbamos toda la familia, al menos en mi casa.

Cuando el nacimiento se iba llenando y los Reyes venían por el camino, mi mayor obsesión era que llegaran pronto al portal, yo los adelantaba y mi madre los retrasaba, con ellos llegarían los regalos.
Al gordo del traje rojo nadie lo conocía, y los niños no se traumatizaban por ir al colegio al día siguiente, siempre había tiempo para el juego.

Hoy me queda muy poco de aquél nacimiento que reuní, los traslados y los años lo fueron disminuyendo, no me queda ni una casa, ni el castillo de Herodes, ni pozo, ni puente, la mayor parte de las figuras están cojas o mancas, todos los años lo pongo, y aunque para algunos será una simpleza, es una parte de mi vida, que quiero compartir con todos vosotros, FELIZ NAVIDAD.







Licencia Creative Commons
Se acerca la Navidad por Marisa Caballero se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena desde la Redacción de AULA MAYOR a la creadora de este Blog, por la colaboradora que tiene en Marisa Caballero. Es una escritora de vocación, no por necesidad, y que sabe hacer de sus dedos sobre el teclado una extensión de su corazón. Sus originales están escritos con un sentimiento que muy pocas personas pueden desarrollar con tanta intensidad y calidad. Necesita expresarlos, y por fortuna la Red contiene foros como el presente Blog donde siempre podrá seguir escribiendo. Felicitaciones para "Cuentos de Marieta" pues ha encontrado una colaboradora de excepción. Cordiales abrazos, Pedro Miguel Ortega Martínez.-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tan bonitas palabras y agradezco de corazón sus felicitaciones para "Cuentos de Marieta". Este Blog se siente honrado de tener a Marisa Caballero entre sus colaboradores y a la Redacción de AULA MAYOR entre sus lectores. Gracias de nuevo. Un abrazo. Marieta.

      Eliminar