domingo, 15 de diciembre de 2013

Ramón L. Fernández y Suárez: Exposiciones madrileñas "Colección Masaveu"



Del Románico a la Ilustración. 
Imagen y materia

He visto la exposición parcial de la colección Masaveu que se ofrece durante varias semanas dentro del sobrio modernismo del edificio que en la actualidad aloja al Ayuntamiento de Madrid, otrora Nuestra Señora de las Comunicaciones, en chispero decir castizo de los madrileños. Debo ser de los primeros visitantes que recibe, puesto que se ha abierto al público hace solo unas horas.

Principalmente pintura y escultura religiosa desde el siglo XII al siglo XVIII. Como es mi íntima costumbre en estos casos, me pregunto qué piezas me llevaría a casa si estuviesen a la venta y pudiese yo comprarlas. La ambición por poseer obras de arte, desde siempre, ofrece dos vertientes:

a) Su disfrute en exclusiva, que podría implicar egoísmo y vanidad, y

b) su conservación y protección para el disfrute de las generaciones venideras.

El Expolio
El Greco (Toledo)

Otro empeño menos auténtico consiste en tomarlas como objeto de inversión. Mercancía para la especulación con frecuencia solapable con cualquiera de las anteriores circunstancias. Al margen de estas consideraciones me pregunto hoy, cuáles hipotéticamente compraría:

Ante todo, una pequeña versión autografiada del autor me roba la mirada. El Greco firmó también esta bellísima composición de El Expolio de Jesús tras ser juzgado por el Sanedrín. Rojo resplandor dominante de la escena, rostro que sublima la sufriente aceptación de su destino singular. Composición brillante con destellos aún renacentistas. Entre todas las obras que he visto del  pintor, ésta, desde siempre, me cautiva.

En otra sala, un San José de escuela sevillana llama mi atención. El “padre putativo” más conocido de la historiografía, con “su” retoño en brazos, ofrece en esta interpretación un hermoso retrato en el que se conjugan diversos matices de marrón con el delicado rosa de las carnaciones. El modelo retratado exhibe un noble rostro barbado de cabellos castaños. Es evidente que el autor prefirió ignorar la sugerencia bíblica de un ya mayor, próximo a la ancianidad, esposo de la Virgen. “El arte es la más bella mentira”, dijo un musicólogo famoso y esta atractiva pintura podría corroborarlo.

Asimismo he visto diversos ejemplares de madera policromada; pero este arte, según creo, debe permanecer en las iglesias y otros edificios religiosos para los que se concibe. Nunca me lo llevaría a casa. El arte trasciende lo inútil porque se dirige a las emociones y éstas no son susceptibles de cambiarse por dinero.

Invito a todos cuantos, disfrutando de las artes visuales, deseen pasar un rato inolvidable a visitar esta relevante exhibición.
                                                          


© Ramón L. Fernández y Suárez


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Exposiciones madrileñas "Colección Masaveu" porRamón L. Fernández y Suárez se distribuye bajo unaLicencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

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