viernes, 30 de agosto de 2013

Concepción Arenal (El Ferrol, 1820 - Vigo, 1893)


Concepción Arenal




“Si el presupuesto de guerra de cualquier país se empleara en instrucción pública, su aspecto cambiaría física, moral e intelectualmente en pocos años, y sería rápido, muy rápido su progreso”. Concepción Arenal








Su padre, Ángel Arenal Cuesta, sufrió muchas veces represión por su ideología liberal y por estar en contra del régimen monárquico absolutista del rey Fernando VII. Murió cuando ella tenía nueve años. En 1834 su madre decide trasladarse a Madrid, donde Concepción estudia en un colegio para señoritas. Siete años después entra, contra la voluntad de su madre, como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid, vistiendo ropas de hombre, puesto que en su época la educación universitaria estaba vedada a las mujeres.

Se casó en 1848 con el abogado y escritor Fernando García Carrasco, quince años mayor que ella, pero con ideas tan modernas como para permitir que su mujer lo acompañase, vestida de hombre, a las Tertulias del Café del Pasaje del Iris. Fue un matrimonio basado en los mismos ideales  y en la estima intelectual.  Colaboraron juntos en el periódico liberal “La Iberia”, hasta que en 1857, Fernando murió de tuberculosis.

Tras el fallecimiento Concepción marcha con sus hijos a Potes (Cantabria). Allí funda en 1859 el grupo femenino de las Conferencias de San Vicente de Paúl para ayuda de los pobres. Concepción escribe en 1860, "La beneficencia, la filantropía y la caridad” que presentará al concurso que convoca la Academia de Ciencias Morales y Políticas, bajo el nombre de su hijo Fernando, que tiene entonces 10 años. Después de una serie de conflictos sobre la forma incorrecta de introducir su escrito en el concurso, se le concede el premio y será la primera mujer premiada por la Academia.

En 1863 se convierte en la primera mujer que recibe el título de Visitadora de Cárceles de Mujeres, por iniciativa de Isabel II, cargo que ostentó hasta 1865. Poco tiempo lo ejerció, al cuestionar diversos puntos del Código Penal. En 1868 es nombrada Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres.

Su obra tiene como base la reforma social, en especial en el sistema penitenciario, los derechos de la mujer y la condición de los obreros. Está considerada como una de las madres del feminismo español. Funda el periódico quincenal “La voz de la caridad” que se mantendrá vigente durante catorce años, en sus artículos denunciaba las inmoralidades cometidas en el ámbito penitenciario así como la desigualdad de la mujer. 

Para ella la ignorancia y la falta de cultura de la mujer son las responsables de que sus derechos civiles se encuentren discriminados.   

En 1872 funda la Constructora Benéfica, una sociedad que se dedica a la construcción de casas baratas para obreros. Posteriormente también colabora organizando en España la Cruz Roja del Socorro. En 1877 publica Estudios Penitenciarios.

Murió el 4 de febrero de 1893, en Vigo, donde fue enterrada. Es su epitafio aparece el lema que la acompañó durante toda su vida: A la virtud, a una vida, a la ciencia. Sin embargo, su frase más celebre fue probablemente "Odia el delito y compadece al delincuente".

Independiente como ella quería que fuera toda mujer, fue ante todo, una mujer consecuente con lo que pensaba y con lo que escribía.

Un ejemplo a seguir.





Fuentes:
Wikipedia, la enciclopedia libre.
Personajes de la Historia de España. Espasa Calpe, S. A. 1999


lunes, 26 de agosto de 2013

Amantes de mis cuentos: Idiomas (Versión en inglés)

Puente de Brooklyn
Foto: Rob Young de Reino Unido. Wikipedia.






















Languages




I´m going on a trip abroad. By plane. I´m climbing the plane stairs now, holding my father´s hand. It´s really warm here; but when I climb down the stairs, It´s cold and windy.

We´ve arrived in New York. English is spoken here. My mother speaks other languages. My father and I only speak Spanish.


We´ve been here for one month and we had been living at the house of some friends until my parents found jobs. At the moment, we are living in a small house in Brooklyn, which is also part of New York. My mother usually goes to her office very smartly dressed. My father works as a parking lot man. He always wears a blue uniform.


On the very first day I started attending lessons, the teacher made me sit down at a table with some other children. They were working on a puzzle, so I worked out mine very quickly and the teacher roughed my hair.


Vowels and numbers are written in English the same as in Spanish, but they are called differently. I tried to speak in English, but I couldn´t. So, I kept quiet the whole time there.


A boy pushed me down at breaktime. There I was open-legged but then, another boy came and beat him up in a stronger way. From his gestures, I could understand that he was telling my offender not to do it anymore. Then, my new friend helped me up; he smiled at me in a Spanish way and we waved good-bye to each other.


The next day, I looked for my new friend in the play ground. When we met, we smiled at each other, but both of us went about our own business. He went with his classmates and I sat down in a corner, waiting for my lessons to start.


After several weeks, the teacher seems to explain things in a clearer way. My mother told me then that it was me who was gradually understanding better what she was saying. I still keep silent in the lessons.


One Sunday, my father took me to a public park to play. My friend was there. I went up to him; as usual, we smiled at each other and later, when I was leaving him, he followed me. I started running and he did the same after me. We climbed up and down a slide after each other. We spent the whole morning playing. My father smiled seeing me so happy.


Yesterday, my tongue untied. The teacher and my schoolmates were astonished. I ran home shouting:


“Mum, Mum, I can speak English already. I´m the smartest one in my classroom ”.


My mother, as usual, quickly made me come down from those fancy clouds.


The fact is that she can speak French, German, English and Spanish.


Wow! I will never reach my mother´s level. Although, thinking twice, perhaps I may speak French and German and I just don´t realize it yet.





The End.



Traducida por: Ramón L. Fernández y Suárez (Cuba): Licenciado y Doctor en Derecho. Profesor jubilado de la Universidad Politécnica de Madrid. Ha impartido docencia en la Mikkeli University of Applied Sciences de Finlandia como profesor invitado durante varios años y en el Colegio Universitario San Pablo CEU de la capital de España. Ha sido colaborador-redactor de la sección cultural de la Revista UPM y colabora habitualmente en este Blog. Participa como jurado en concursos literarios nacionales. Es miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Escritores de Madrid y Secretario de la Asociación Grupo Literario Boadilla Troquel. Nos dejó el pasado año 2020. Recibe mi agradecimiento allá donde estés.









En español

Idiomas

Me voy de viaje. En avión. Subo las escaleras de la mano de mi padre, hace mucho calor, cuando las bajo hace frío y viento.
Hemos llegado a Nueva York. Aquí se habla inglés. Mi mamá habla idiomas. Mi papá y yo español.
Llevamos un mes en esta ciudad. Hemos estado viviendo con unos amigos hasta que mis padres han encontrado trabajo. Ahora dormimos en nuestra casita de Brooklyn que también es Nueva York. Mi mamá va muy elegante a su trabajo, está en una oficina. Mi papá parquea carros. Viste un mono.
El primer día que fui al colegio la profesora me sentó en una mesa con otros niños. Estaban haciendo un rompecabezas, así que hice el mío en un santiamén. La profesora me revolvió el pelo.
Las vocales y los números se escriben igual que en español pero las llaman de otra forma. Intenté hablar en inglés pero no me salió. Así que estuve todo el tiempo callado.
En el recreo un niño me tiró al suelo. Allí me quedé despatarrado. Entonces, vino otro niño y le empujó más fuerte y por las señas que hacía le dijo que no volviera a tumbarme nunca más. Mi nuevo amigo me ayudó a levantarme, me sonrió en español y nos dijimos adiós con las manos.
Al día siguiente lo busqué en el patio. Cuando le encontré nos sonreímos pero cada cual se fue por su lado. Él, con los niños de su clase, y yo a sentarme en una esquina a esperar que comenzara la mía.
Después de varias semanas la profesora se explica mejor. Mi mamá me dijo que era yo quien poco a poco iba comprendiendo lo que ella decía. Sigo sin decir palabra en clase. 
Un domingo mi papá me llevó a jugar al parque. Y allí estaba mi amigo. Me acerqué, nos sonreímos como siempre y cuando me fui a marchar él me siguió. Yo corría y él venía detrás, nos subimos a una canal y nos tiramos uno detrás del otro. Estuvimos toda la mañana jugando. Mi papá se reía al verme tan feliz.
  Ayer se me soltó la lengua. Dejé boquiabiertos a la profesora y a todos mis compañeros. Llegué a casa gritando:
-Mami, Mami, ya hablo inglés. Soy el más listo de mi clase.
Mi madre, como siempre, no tardó nada en bajarme de las nubes. Y es que ella sabe francés, alemán, inglés y español.
¡Caray! Nunca alcanzaré a mi madre.
Aunque pensándolo bien, a lo mejor hablo francés y alemán y aún no lo sé



© Marieta Alonso Más


sábado, 24 de agosto de 2013

Brújulas y Espirales: Carmen Dorado Vedia


jueves, 11 de julio de 2013


SHEREZADE EN EL SIGLO XXI



Tras las huella de Sherezade

Carmen Dorado Vedia

Talleres de escritura creativa Clara Obligado, Madrid, 2013, 72 páginas.



   “Eu tamén navegar”. Sí, este verso que muchas mujeres de mi tierra han adoptado como lema de sus reivindicaciones liberadoras y con el que la poeta gallega Xohana Torres cierra su poema “Penélope” (“Existe a maxia e pode ser de todos. (…) Eu tamén navegar”), me viene  a la cabeza y al corazón nada más abrir este libro de Carmen Dorado Vedia, su primer libro en solitario, una singular e irrepetible singladura por esta magia, verdad y emboscada que es la literatura. Carmen Dorado, cual Penélope, después de tejer y destejer palabras escritas que aspiran a crear belleza en talleres literarios, navega ahora en solitario y lo hace no solo por este engranaje que es la vida, como se ha escrito, sino por uno de sus territorios con rutas cargadas de ensueños y también de tiempos arduos y violentos.

   Nada tiene de extraño que Carmen Dorado que creció al calor de los cuentos de “aquella que reina y domina”, la legendaria reina persa Sherezade y que ha viajado por Oriente Medio, embrujada por la magia y la cultura de los países que conforman esas geografías, nos brinde en este su primer libro un ramillete de historias que arrebatan con un componente fantástico, que nos hacen olvidar el tedio y la facticidad del mundo, como le aconteció al sultán persa del libro de los Mil mitos. Historias, no obstante, que pese a su tonalidad fantástica, no escamotean la realidad del hoy convulso mundo árabe.

   En once relatos y, acompañando a sus protagonistas, amalgama Carmen Dorado amaneceres con sombras tejidas con hilos de luna, que esconden en sus entrañas el miedo y la evaporación de la alegría ante el atavismo familiar que ata a un fantasma  a la joven Mariam. Inverosímiles jardines que llenarían de esplendor el desierto, pero en los que a la postre el capricho humano provoca que sus venas de agua se conviertan en penas disfrazadas. O el legado milenario de las tradiciones del pueblo, destruido por la riqueza efímera y que, sin embargo, debe perdurar en los chiquillos que escuchan el cuento por boca del sabio. También la lectura que hace la autora de Sherezade: la abuela que narra historias, como Sherezade, pero no al sultán, sino a la misma muerte. Y la invitación a que cada uno de nosotros escribamos un cuento, porque todos somos ladrones de palabras, narradores de la noche y hemos de aportar nuestra historia al libro inacabado de Sherezade.

   Mas conviene reiterarlo: Carmen Dorado no hurta ni relega en sus relatos la verdadera realidad de los pueblos árabes. No todo es bello, suntuoso, con noches de amor y de ensueños. No todo es oro, incienso y mirra, sedas, perfumes y piedras preciosas. Sus relatos reflejan también la otra cara de la moneda, los cuentos que Sherezade tendría que contar hoy al sultán: la violencia, los gritos de dolor, el ruido aciago de las sirenas… recordándonos la nefasta y trágica situación de muchos de estos pueblos. Y en efecto, entre sus historias también está presente el fanatismo islamista, la violencia bélica o quizás sectaria que se ceba con inocentes, como Ibrahim y su paloma. Así como la espeluznante historia de Zaniam, el limpiabotas, que recibe como pago las botas de los soldados muertos, hasta que las suyas, bien lustradas, emergen del hoyo abierto por la detonación.

   Prosas  enramadas con los primores de la fantasía, con imágenes extraídas de paisajes y ensoñaciones orientales, pero también de la brutalidad de la guerra, de la violencia y del fanatismo. Con ellas  atavía la autora su colectánea de relatos, muy narrativos desde mi punto de vista, preñados de tramas con una fuerte denotación simbólica que invita al lector a leerlos como fábulas. Como ya he dicho, los cuentos-fábulas que “aquella que reina y domina” le contaría hoy al sultán en la cámara real. Originales recreaciones que retratan la fantasía, el ensueño y la desventura y  tragedia, para añadir al antiguo libro persa de los Mil mitos.



Francisco Martínez Bouzas





Carmen Dorado Vedia



Fragmentos



“Era una hermosa mañana de junio, deseché los pensamientos oscuros. Me di un paseo por las calles de la Medina. Había terminado el agobiante Ramadán y la ciudad parecía revivir. Me senté en un café y tomé un té acompañado de unos pastelillos de miel y pistachos. Pedí el periódico. Nada inusual. La contienda Norte Sur. Materias primas contra productos manufacturados. Y en medio, nosotros, comprando y vendiéndolo todo, compadreando y cultivando todas las artes. Afortunadamente, porque de lo contrario, nuestro oasis de tolerancia hubiera quedado arrasado por los fanáticos. Y hablando de fanatismo, un grupo de muyahidines dobló la esquina, pasaron a mi lado como la langosta, aniquilando toda posibilidad de diálogo y entendimiento. El que parecía dirigir la marcha me miró con ojos relucientes y gritó:

-¡Usa la lengua del Corán!

Puse cara de pecador arrepentido y doble el periódico. La horda me olvidó y trasladó sus afanes proselitistas al siguiente cafetín.”



…..



“La noche ha sido muy fría. El invierno está siendo especialmente duro con la ciudad. Los cortes de luz y la escasez en el suministro de gas no facilitan las cosas.

En su casa, extramuros, un hombre intenta afeitarse frente a los restos de un espejo. El resplandor de los focos, que se cuela por la ventana, hace vibrar las sombras de la habitación.

Apenas puede abrir los ojos, ha pasado mala noche. Los ruidos de las sirenas no le han dejado conciliar el sueño, aunque tampoco anhela quedarse dormido, de nuevo surgirán las pesadillas.

Tiene que despejar su mente, pronto vendrán por él. Un día más, piensa, pasará la mañana en la base militar. Traducirá los interrogatorios, transcribirá los informes, tiene que subsistir. En eso consiste su vida desde hace…ya no lo recuerda. Echa de menos sus libros, su trabajo…su biblioteca. Si pudiera dar marcha atrás, si pudiera elegir.”



…..



“La vacía tarde de primavera en que descubrí mi antiguo cuaderno de viajes me llevó a evocar aromas, sonidos, gentes, lugares y paisajes de primaveras pasadas. Lo abrí. De entre sus páginas cayó una flor, y comencé a llorar.

Lloré por el desierto y sus moradores, por el límpido Éufrates y las aldeas que baña; lloré por Palmira y sus ruinas de oro y mármol; por Damasco, por sus zocos, y los imaginé vacíos; lloré por sus mezquitas, por el canto del almuédano, y añoré el dulce despertar que me proporcionaba; lloré por los niños que jugaban al pie de la Ciudadela; por Luis, Mohammed y Maher, nuestros guías; lloré por Mustafá y Víctor,mis proveedores de sedas y perfumes, por papá Abdalá y sus dagas damascenas; por Huda y Lina, siempre dispuestas a ayudarnos; por Safia, que una tarde lluviosa nos llevó en su coche hasta el hotel; y lloré por los niños que en la entrada de las Ciudades Muertas me obsequiaron con la flor que ahora reposaba entre las páginas de mi diario. Sentí infinita conmoción, infinita lástima y con esas lágrimas restauré el mosaico de mis recuerdos.”



(Carmen Dorado Vedia, Tras las huellas de Sherezade,páginas 26, 57, 71-72)

martes, 20 de agosto de 2013

Rafael María de Mendive y Daumy: La gota de rocío





¡Cuán bella en la pluma sedosa de un ave,
o en pétalo suave,
de nítida flor,
titila en las noches serenas de estío
la diáfana gota de leve rocío
cual vívida estrella de un cielo de amor!

El álamo verde que el aura enamora,
el sauce que llora,
el verde palmar,
el mango sombroso, la ceiba sonante,
cual fúlgido rayo de níveo brillante
la ven en sus hojas inquieta temblar.

Resbala entre rosas tan rápida y leve,
tan frágil y breve,
tan blanca y sutil,
cual son de la vida los sueños de amores,
y el beso de almíbar que en copa de flores
nos brinda gozosa la edad infantil.

Acaso de un ángel la lágrima sea
que amor centellea
con luz celestial,
la gota de aljófar de un niño que llora.
La perla más blanca que vierte la aurora
y lleva en sus alas el suave terral.

¡Soñando ternezas gallarda hermosura
el cáliz apura
de aromas y miel;
y el lago sus ondas azules levanta,
el cisne se queja de amores y canta,
y todo en la tierra respira placer!

¡Oh noche! ¡Oh misterio de eterna armonía!
¡Oh dulce poesía
de sueño y de paz!
¡Poema de sombras, de nubes y estrellas,
de rayos de oro, de imágenes bellas
suspenso entre el cielo, la tierra y el mar!

¡Oh! ¡Cómo gozoso en las noches de Mayo
al trémulo rayo
de luna gentil,
sentado en el tronco de un sauce sombrío
tras gota apacible de suave rocío
pensé de mi madre las huellas seguir!

¡Y allí con mis versos, en paz deleitosa
mis hijos, mi esposa,
mis libros y Dios,
he visto las horas rodar sin medida,
cual rueda esa perla del cielo caída
temblando en el cáliz de tímida flor!

¡Feliz si, muriendo, mis tristes miradas
de llanto bañadas
se fijan en ti!
¡Feliz si mi lira vibrante y sonora,
cual cisne amoroso, con voz gemidora
su queja postrera te ofrece al morir...!

¡Tú, al menos, podrías en gélida losa
con luz misteriosa
mi nombre alumbrar;
y el ave sedienta verá con ternura
de un pobre poeta la lágrima pura,
allí sobre el mármol tranquila brillar...!





(La Habana, Cuba, 1821- Matanzas, Cuba, 1886)
Fue maestro y mentor de José Martí.


domingo, 18 de agosto de 2013

Canciones infantiles: Ya se murió el burro





Ya se murió el burro
de la tía "Vinagre",
ya se lo llevó Dios
de esta vida miserable.

Que tururururú,
que tururururú,
que tururururú,
que la culpa la tienes tú.

Él era valiente,
él era mohíno,
él era el la envidia
de todo Villarino.

Que tururururú, …

Ya estiró la pata,
ya arrugó el hocico
y con el rabo decía:
"adiós, adiós. Perico".

Que tururururú, …

Todos los vecinos
fueron al entierro
y la tía María
tocaba el cencerro.

Que tururururú, …



jueves, 15 de agosto de 2013

Dichos populares: Discusión bizantina


Una de las acepciones de la palabra discusión es la mera discusión intelectual, no necesariamente violenta. 

Pero la expresión “discusiones bizantinas” o “argumento bizantino” designa a todo tipo de discusiones largas que enzarzan a sus participantes en largas diatribas sin sentido para el común de las personas. No se resuelven jamás. Son discusiones baldías o demasiado sutiles.

Tiene su origen en los interminables debates que mantenían los griegos del Bajo Imperio sobre el sexo de los ángeles. Eran disputas religiosas. Hasta los ciudadanos del Imperio se habían convertidos en teólogos aficionados. 

Cualquier disputa podía degenerar en una acalorada discusión sobre la Trinidad o la naturaleza del Padre y del Hijo. Por ello se emitió un edicto imperial conocido como el “Tipo de Constante” en el año 648, que hizo ilegal estas discusiones. No se consiguió extirpar el virus de la discusión bizantina.   

Una leyenda popular, seguramente exagerada, dice que cuando los turcos entraron en Constantinopla e irrumpieron en el palacio imperial, encontraron al emperador, su círculo familiar, teólogos y eruditos,  discutiendo sobre cuestiones angelicales, en lugar de dar prioridad a pensar en cómo defenderse de los enemigos. Al parecer ni se inmutaron, mientras el enemigo le arrebataba todo lo suyo y ocupaban la ciudad.

Es por ello por lo que la expresión “discusión bizantina” se utiliza hoy para ridiculizar las discusiones intrascendentes y ociosas de las personas que no tienen en cuenta los problemas reales y acuciantes.  



Fuentes:
Suplemento de Muy interesante. El libro de los Dichos, El pequeño Larousse Ilustrado 1996,

Wikipedia, La enciclopedia libre

martes, 13 de agosto de 2013

Miguel de Unamuno: Leer


Miguel de Unamuno Jugo
 (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936)





Leer, leer, leer, vivir la vida
que otros soñaron.
Leer, leer, leer, el alma olvida
las cosas que pasaron.

Se quedan las que quedan, las ficciones,
las flores de la pluma,
las olas, las humanas creaciones,
el poso de la espuma.

Leer, leer, leer; ¿seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que pasó?

El cuerpo canta;
la sangre aúlla;
la tierra charla;
el mar murmura;
el cielo calla
y el hombre escucha.




Fuente: Las mejores poesías de la lengua castellana. Ediciones 29


sábado, 10 de agosto de 2013

Ramón L. Fernández y Suárez: Reseña "Noticias del Imperio"




Hemos leído


Revista de la Universidad Politécnica de Madrid nº 7 diciembre 2006




En las últimas décadas el género histórico ha regalado a sus seguidores momentos espléndidos fruto de la investigación rigurosa y de la inspiración de algunos de sus más brillantes cultivadores. Recuérdese La Fiesta del Chivo que no hace aún diez años entregó Mario Vargas Llosa (llevada recientemente al cine con un más que aceptable éxito), por poner solo un ejemplo. Noticias del Imperio puede también inscribirse dentro de lo que, en la década de los sesenta del pasado siglo, se conoció como literatura de lo real-maravilloso; tendencia inaugurada por el más tarde premio Cervantes de Literatura Alejo Carpentier con obras como El Reino de este Mundo y El Siglo de las Luces.

Fernando del Paso, autor del libro aquí reseñado, publicó este título bajo edición Muchnik en Barcelona, en septiembre de 2001. Si tuviéramos que atenernos a una clasificación formal de esta obra de más de setecientas páginas, nos veríamos obligados a tratarla como una biografía de Carlota, esposa de Maximiliano I, emperador de Méjico entre 1864 y 1867, nacida en la corte belga en 1840 y fallecida en el palacio Bouchout en 1927. Pero estos simples datos no servirían para resumir todo un período de la historia universal que de forma crítica y diríase enciclopédica realiza el autor, nacido en Méjico en 1935. El análisis histórico-político que el mismo desgrana con magistral conocimiento nos conduce desde la Guerra de Secesión norteamericana hasta las consecuencias de la I Guerra Mundial, concatenando hechos y circunstancias, al parecer remotos, pero imbricados en la trama de la realidad internacional contemporánea. Méjico, su fallido y antinatural segundo intento monárquico, el objetivo retrato histórico de Benito Juárez con sus claroscuros y su pragmatismo revolucionario, las motivaciones expansionistas del segundo imperio francés; la cobardía, errores e inevitables traiciones de Napoleón III, así como la amenaza del poderoso vecino continental en fase expansionista, todo ello enriquece con valores tomados de la realidad esta monumental obra escrita con fascinante imaginación que por momentos es capaz de ofrecer poesía en prosa (que no prosa poética), mediante el uso de un vocabulario esplendoroso, a veces romántico hasta el delirio y que no deja insatisfecho ni al amante de la narrativa ni al estudioso de la historia en toda su auténtica crudeza.

Ninguna obra humana puede ser perfecta. Alguna inexactitud como en la página 610 de esta edición subraya lo anterior. Algún capítulo como el número XXIII en su primera parte puede herir determinadas sensibilidades, si bien es cierto que ello le reafirma dentro de la tradición del más genuino espíritu del arte mejicano, tan adicto a veces a lo esperpéntico y a la escatología. Lo anterior puede verse compensado quizás por otros momentos que pueden mover a hilaridad promovida siempre por imaginarios personajes secundarios.

En resumen, una obra recomendable para quienes aprecian el talento para la investigación y para la fantasía que ya se nos anuncia en el decir de su extraviada protagonista principal: “Yo vivía dentro de mi imaginación”.



© Ramón L. Fernández y Suárez

Licencia Creative Commons

Hemos leído Noticias del Imperio por Ramón L. Fernández y Suárez

miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Habla usted cubano?





Puntos de Venta:

Madrid:

Librería Tres Rosas Amarillas
San Vicente Ferrer, nº 34, Madrid

Librería Mujeres & Compañía
La Unión, nº 4, Madrid

Librería del Mercado 

Tribulete, nº 18, Madrid

Valencia:

Odisseu Llibres
Calvari, nº 10, Picassent (Valencia)

Alicante:

Librería Santos Ochoa 
Azorín, nº 12 Torrevieja (Alicante)


Bibliotecas Públicas donde se encuentra a disposición de los lectores.

José Saramago en Madrid

Joaquín Chapaprieta en Torrevieja (Alicante)


Poquito a poco irá llegando a sus manos. 
Gracias a todos

lunes, 5 de agosto de 2013

Marqués de Santillana, Iñigo López de Mendoza: Serranillas


Iñigo López de Mendoza
Marqués de Santillana

(Carrión de los Condes, Palencia, 1398- Guadalajara, 1458)



I
Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.

Faciendo la vía
del Calatraveño
a Sancta María,
vençido del sueño
por tierra fragosa
perdí la carrera
do vi la vaquera
de la Finojosa.

En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graçiosa,
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.

Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,
flabando sin glosa,
si antes sopiera
d’aquella vaquera
de la Finojosa.

Non tanto mirara
sin mucha beldat,
porque me dexara
en mi libertat.

Mas dixe: “Donosa
(por saber quién era),
¿dónde es la vaquera
De la Finojosa?”

Bien como riendo,
dixo: “Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es desseosa
de amor, nin lo espera
aquessa vaquera
de la Finojosa.”

Escudo
Marqués de Santillana
II

Después que naçí
non vi tal serrana
como esta mañana.

Allá en la vigüela
a Mata l’Espino,
en ese camino
que va a Loçoyuela,
de guisa la vi,
que mi fiizo gana
la fruta temprana.

Garnacha traía
de oro presada,
con broncha dorada,
que bien pareçía.

A ella volví
diciendol: “Loçana,
¿e sois vos villana?”

“Sí soy, caballero;
si por mí lo avedes,
decir: ¿qué queredes?
Fablad, verdadero.”

Yo le dije así:
“Juro por Santana
que no sois villana.”






jueves, 1 de agosto de 2013

Amantes de mis cuentos: Trueque





Soy ladrona. Hace un mes entré de madrugada en una casa de gente rica y, cuando ya tenía el botín, sonó mi teléfono móvil.
-¿Dª Virtudes Leal?
-Sí, ¿qué quiere?
-Llamamos de Telefónica. Tenemos una oferta…
-Estoy ocupada.
Cuelgo justo cuando se enciende la luz de la habitación.
-¿Quién es usted?
Es una mujer muy anciana y se desmaya. Miro alrededor y encuentro un perfume, de esos caros y se lo pongo debajo de la nariz. Se va recuperando. La veo muy desvalida con la redecilla envolviendo sus canas. Abre los ojos. Está muy nerviosa. A la mañana tiene una cita médica y no tiene a nadie que la acompañe. Teme no enterarse de lo que le diga el doctor.
Me escucho decir: voy con usted.
Me quedé boquiabierta nada más decirlo. Ni que fuera hermanita de la caridad. ¡Estoy tonta!

La llevé al médico. Como estaba muy agradecida, me invitó a cenar. Ahora soy yo quien protege a esta mujer de aquellos a los que les gusta lo ajeno.       



© Marieta Alonso Más

Amantes de mis cuentos: Orgullo de madre


El doctor y su paciente (Siglo XVII)
Jan Havicksz Steen
Mi hijo se ha licenciado en medicina. Y yo, su madre, estoy más ancha que el guarandol de a peso. Intenta que no me desboque hablando de él y yo le digo que de quién mejor voy hablar. Si después de toda la ropa que tuve que restregar y planchar para sacarle adelante, tuviera ahora que callarme, me daría un síncope.

Ya sé que no hay que perder el sentido cuando algo bueno nos ocurre, pero esto no es que sea bueno, es honroso y no sé por qué les sienta mal a la gente este orgullo que baila en mis entrañas. Claro que todo puede ser envidia cochina.

El otro día fui al hospital a unos análisis. Un desastre. No me encontraban la vena, hasta tres enfermeros conmigo, que si en el brazo, en la mano, en el pie. Les tuve que decir que mi hijo jamás me hubiese hecho esa escabechina. Se sonrieron y me dieron unas palmaditas en el hombro. Sí muy discretos ellos, pero quien se lleva a casa los moratones, soy yo.

Me tomé de paso la tensión en la farmacia. La tengo alta. Y en vez de irme al mercado pasé por la consulta de mi hijo. Él mismo me tomó la presión sanguínea y me dijo que estaba normal. No perdí tiempo en comunicárselo al boticario.

De regreso me topé con mi mejor amiga. Le conté todo lo ocurrido. Y me soltó que estoy un tanto pesada con la profesión de mi hijo, que el suyo es el mejor albañil del pueblo y ella no le da tanto bombo y platillo. Y que si por el simple hecho de que mi hijo sacara una carrera de siete años en catorce, que se pusiera a trabajar pasados los treinta y tantos, que encontrara curro gracias a lo trepa que era, me ponía así, debía andarme con cuidado porque cuando me llegara un descalabro, ni mi hijo iba a poder aliviarme las malas digestiones.

¡Lengua bífida y viperina! A cachitos se le debía caer. Y no le permitiría a mi hijo que se la curase.



Amantes de mis cuentos: Riqueza en el idioma







Un europeo quiso aprender español durante sus múltiples viajes y para entablar conversación no se le ocurrió otra cosa que canjear en la calle sus euros por la moneda del país. No era muy ducho con los números así que la conversión de divisas se le hizo un mundo.

En Buenos Aires encontró un porteño:

-Si usted dar a mí ciento veinte pesos yo dar a usted un euro.

-¡Qué boludo!

De inmediato el joven anotó esa nueva palabra en su libreta de español.

Se fue a Chile y la respuesta fue:

-¡Huevón!

En Cuba le dijeron:

-¡Eres come mierda, chico!

Al pasar por España de regreso a su país anotó:

-¡Gilipollas!

Buscó en el diccionario sus significados:

-Necio, simple, mentecato, memo, majadero.

Abandonó el aprendizaje. 

Si para  “tonto” hay tantas acepciones ¡qué no habrá para llamarle “listo”!