domingo, 1 de enero de 2017

Amantes de mis cuentos: Capricornio


Capricornio

Tras muchos fracasos amorosos que la hacían sufrir durante tres días y ciento cuarenta y cuatro horas (menos que a Sabina), tomó una gran resolución. Cambiar de novio todos los días primeros de cada mes. Podría parecer superficial, pero no lo era.

Sus hombres tendrían que cumplir una serie de características irrefutables: El de este mes no podría sobrepasar los treinta y seis años. Sería alto, delgado (nada de tripita), cabellos negros, ojos claros (verdes, a ser posible), dedos de pianista, simpático, dicharachero, generoso, con gran sentido de la amistad, y una buena cuenta corriente bancaria.

Nada más entrar en aquel Pub, se topó con Antonio y se quedaron prendados. ¡Aleluya! Nació en enero: Capricornio, su elemento Tierra, su astro Saturno y es Mono, en el buen sentido de la palabra, según el horóscopo chino. ¡Qué suerte!

Lo estudió a fondo. Parecía tener los pies sobre la tierra. Algo conservador y realista, tendrá que espabilarlo, emocionalmente. Menos mal que amaba el lujo y los bienes materiales, lo mismo que ella. Era práctico, leal, estable. ¡Qué aburrido! 

Mejor que no sea perfecto. Su tiempo acaba el último día de este mes y hasta el año que viene, si tiene la paciencia suficiente, no volverá a disfrutar de su cuerpo y de su agradable compañía.

A la semana se percató que sufría de un egocentrismo feroz, aunque no contaba mucho de sí mismo. ¡Por Dios! Si era un tacaño redomado. Si caminaba lo esencial para no gastar la suela de los zapatos.

Ha de trabajar su generosidad y hacerle ver que a su edad debería aprender a compartir -piensa Claudia con su espléndida sonrisa-. ¡Cuánto más se da, más se recibe! ¿A qué sí?



Horóscopo chino: El mono


© Marieta Alonso Más   

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