sábado, 25 de marzo de 2017

Luis Box Pérez: Hemos leído "Muerte en Estambul" de Petros Markaris









Narrador en primera persona pero además, en tiempo real. Acompañamos al protagonista según van ocurriendo los acontecimientos, en presente y en directo.

El protagonista es un individuo conservador, machista, hombre gris en muchos aspectos, aunque un funcionario eficaz que conoce y sabe hacer su trabajo. Despectivo, irónico y escéptico. 

Creo que es un personaje muy bien trazado y muy creíble. Policía durante la dictadura y policía en la democracia, pero sin especial compromiso político en ninguno de los dos escenarios.

Sin embargo, bajo esta capa, aparece un hombre que no está muy lejos de los sentimientos, aunque sea muy contenido. Así, vemos amistad con el policía turco, admiración hacia la mujer de éste por el valor de mantener sus ideas frente a la hostilidad del medio, ternura hacia la asesina al final de la novela, cuando llega a verla, comprensión y cercanía hacia los personajes de la minoría griega que aparecen a lo largo de la investigación. Y de fondo, un gran cariño hacia su hija, muy presente en las novelas de este personaje, aunque en ésta aparece poco.

Abundando en lo de los sentimientos, y aunque en esta novela no aparece, en otras hay un personaje con el que el protagonista mantiene una relación de fraternidad y cariño sinceros. Se trata de un viejo comunista, represaliado y torturado, durante la dictadura de los coroneles. El protagonista, ya entonces policía, ayuda en un momento dado a este hombre. Después, ya en la democracia, lo encuentra y le ayuda en unos trámites burocráticos. Desde entonces, hay entre ambos una relación sincera a pesar de que ambos se contienen mucho en demostrarla.

El personaje de la esposa, "maruja" anticuada y simple, me parece, en cambio, algo exagerado aunque también resulta creíble si nos ponemos en la sociedad griega, que debe tener muchos aspectos de conservadurismo y "paletez" (con perdón). La relación que el protagonista tiene con ella no me queda clara en lo que, a significado tiene, ni estoy muy seguro de lo que aporta a la novela, o a la serie de novelas. Solamente se me ocurre que sirva para reforzar la imagen del protagonista que el autor quiere darnos. A tal individuo, tal mujer. Sin embargo, hay una relación de ambivalencia y complicidad, sin palabras, entre ambos.

Hay una gran originalidad en la figura de la asesina, como si nos invitara a pensar que el crimen es más fácil de hacer de lo que pensamos, y que el personaje del asesino típico es estereotipada. La figura de una anciana débil y enferma rompe con la imagen habitual de asesinos fríos, inteligentes, sanos y fuertes.

Está bien expresada la dicotomía entre el bien y el mal. Desde la ética de la asesina se está haciendo justicia sin maldad, crímenes que son además, entendidos por otros personajes. Algo así como si el bien y el mal fueran las dos caras de una misma moneda y que el juicio moral que se tiene, depende desde donde miraras o qué cara contemplaras.

La descripción de Estambul me parece magnífica. Muestra la ciudad turística y preciosa junto a la ciudad que no se ve, con pobreza, anquilosamiento y deterioro. Además, vamos acompañando al protagonista en sus paseos y desplazamientos, como he dicho más arriba, en tiempo real. Este presente en tiempo real me parece un recurso y una forma literaria muy originales y válidos.

Descripción crítica y amarga de lo que son las minorías y de sus papeles dolorosos y de persecución a lo largo de la historia y el éxodo que tantas veces se produce. El policía turco, en realidad alemán, y su esposa segregada por razón de sus creencias, los griegos de Estambul, por su raza o religión, los llegados a lo largo del tiempo desde las antiguas repúblicas soviéticas, armenios, kazajos, azerbaiyanos (¿se escribe así?). Una reflexión sobre el éxodo obligado para huir de la injusticia, represalia o muerte. Y todo ello con el fondo de la emigración, tan presente en la actualidad y que el autor nos señala ya varios años antes, cuando está escrita la novela.

Para terminar, me parece que toda la novela expresa una doble forma de ver o sentir , como si nada fuera verdad o mentira de forma rotunda, una diferencia entre lo que se ve desde el exterior y lo que existe en lo interior. Así, un hombre que aparenta ser frío, pero que esconde un policía brillante y eficaz; una aparente falta de resonancia emocional, pero múltiples sentimientos, más o menos escondidos; una Estambul majestuosa que esconde otra Estambul pobre; una desconfianza frente al policía turco pero que termina en amistad; una asesina meticulosa que resulta ser una anciana enferma y moribunda; una actitud machista y despreciativa con la esposa, pero que esconde una cierta comprensión y una complicidad; unos griegos aparentemente más cultos que los turcos pero que en realidad no tienen diferencia en pobreza; una Turquía aparentemente más atrasada que Grecia, pero que el protagonista va viendo las cosas, caos y pobreza, que son las mismas.

Bueno, pues todo esto y perdonadme si he sido largo.


© Luis Box Pérez




Luis Box es Doctor en Medicina, Psiquiatra, desde 1981. Colaboró con el Servicio de Endocrinología del Hospital Clínico y con el Instituto de Investigaciones Oftalmológica de la Universidad Complutense. Fundó y dirigió la Unidad de Rehabilitación para Ciegos Adultos Recientes, en Madrid, perteneciente a la ONCE. En 2015 llega la jubilación. Desde la pérdida de la visión ha estudiado y leído con grabaciones y con programas digitales de voz. Es además, un compañero estupendo en nuestro taller "Pasión por la lectura". Muchísimas gracias, Luis, por participar en este Blog. Un abrazo.

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