domingo, 13 de septiembre de 2015

Marisa Caballero: Nublado


Foto: José Mesa

Desde mi posición, contemplaba el paseo marítimo vacío. Solo algún pájaro paseaba tranquilo. En la arena huellas originadas por las patas de las gaviotas, incluso se podía apreciar claramente el borde de la membrana que unía sus dedos. ¡Qué raro, ninguna humana! Las nubes cubrían el cielo. El sol quería mostrar su cálido esplendor, sin llegar a conseguirlo. En su intento, en el horizonte, esa cálida luz se reflejaba en el agua.

         El sonido del mar, el paseo constante de las olas, el olor. Todo ello me hizo recordar a los cuatro elementos de la antigüedad griega, allí estaban todos: Tierra, fuego, agua, aire.

Y recordé los versos de Calderón:

Pues el cuerpo es la tierra,
el fuego, el alma que en el pecho encierra,
la espuma el mar, y el aire es el suspiro,
en cuya confusión un caos admiro;
pues en el alma, espuma, cuerpo, aliento,
monstruo es de fuego, tierra, mar y viento


Y en esta soledad, en un día gris de verano, deseé tener la capacidad de observación de los antiguos filósofos, y la sensibilidad de Calderón para, expresar los sentimientos.

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